miércoles, 9 de enero de 2008

HIPERTEXTO...y Adan comio del fruto

...Y ADÁN COMIÓ DEL FRUTO

El inicio de este viaje, sin duda ha de llevarnos a los hombres cavernarios, que tras un largo proceso lograron habituarse en su medio ambiente y establecer un rudimentario dominio sobre su entorno. Es aquí donde los sonidos guturales y gestos pasan a ser el medio a través del cual, estos primeros clanes, se comunican de acuerdo a sus necesidades y a lo que le permitían sus potenciales físicos y mentales.

Simultáneamente y conforme se retiraban los hielos glaciales. Se produjo una oleada de nuevos hombres que desarrollados en un distinto espacio geográfico, poseían también distintas apariencias físicas y habilidades mentales. El hombre Cro – magnon, que viene a ser nuestra ascendencia directa en la escala evolutiva, podían, dentro de otras características, habituarse a nuevos escenarios geográficos y posiblemente, es también el posible origen de la palabra. Estos dos primeros ejemplos nos sirven para entender que el medio ambiente, es uno de los condicionantes principales para el desarrollo humano.

Por casualidad, o quizás por auténtica intención, es en esta época el momento en que nacen los signos como representaciones de ideas. Ideas que tienen que ver con la visión que, suponemos, tenían sobre si mismo y sobre el medio. Ahí quedaron inmortalizadas, sus costumbres, sus formas de proveerse el alimento, su entorno, su interacción social, los roles, etc. Es también el primer intento por librarse de las limitaciones del lenguaje oral.

Afianzada la comunicación, se afianzaron también los distintos dialectos que en su cada vez mayor sofisticación dieron origen a los idiomas los que ya, no sólo abarcaron al clan inmediato, sino que trascendieron a estos. De aquí al gran salto, el signo ideográfico, la idea hecha signo. Y con ello la posibilidad de trascender y de inmortalizar.

Es justamente sobre esta base, la comunicación, que se funda y desarrolla la comunidad. En este sentido, es posible ligar el comunicar al acto de sobrevivencia y, a partir de ello, establecer su génesis en el mismo instante donde nace el género humano. Primero es el instinto que da los medios para comunicar la necesidad de cobijo y alimentos. Después serán los gestos y el lenguaje propio de cada comunidad. Es aquí donde la palabra se transforma en signos, en símbolos, cada uno con su significado que adquirirán las significancias correspondientes de acuerdo a las asociaciones que los receptores hagan en función del emisor, del mensaje y del medio comunitario en que se inserta.

Sin lugar a dudas, esta materialización de la comunicación, a través de códigos y signos, está intrínsicamente ligada a las distintas exigencias y necesidades del ser humano. Pues no olvidemos que el ser humano, es un ser social, pues necesita del otro para poder asegurar su propia subsistencia.

Es menester aclarar que este nuevo saber, fue privilegio por muchos años, sólo de aquellos que se encontraban en la escala superior jerárquica, en manos de los escribas y/o sacerdotes. Las grandes mayorías continuaron utilizando la tradición oral como único medio de comunicación.

Con el alfabeto se produce una de las transformaciones más importantes. Los símbolos ya no representan ideas, sino que sonidos, que en si mismos no representan nada, pero que sumados y organizados como palabras, permiten la generación de conceptos y de construcciones literarias de mayor complejidad.

La masificación derivada de la integración del papel y de la invención de la imprenta, va a ser el hito más importante dentro del desarrollo cultural, social y político en toda la historia posterior. Es ahora el papel y la palabra escrita, quien dirigirá los destinos de la humanidad. La gran historia, se construirá entonces a partir de documentos. Los escribas darán paso a un sinnúmero de oficios y profesiones derivadas de este nuevo medio. La política, las artes, la educación, las comunicaciones, etc., tendrán un impulso nunca antes conocido.

Y así, mientras muchos creían que todo estaba dicho, que Adán ya se había devorado el fruto y saciado su hambre. Aparece, en la segunda mitad del siglo XX, aquel medio que siempre se consideró como propio de la ciencia ficción. Aquel que hacía posible la comunicación instantánea. Aquel que, vino a cuestionar el concepto de tiempo y espacio y que, en materia de comunicaciones, resumía todo el desarrollo de la humanidad concentrándolos en un en un mismo sitio. El que en definitiva, tal como lo señala Castells, iba a diluir todo lo sólido, provocando una revolución a nivel mundial, generando una nueva cultura, un nuevo y desconocido imperio, el imperio de Internet.

Esta nueva época, también trajo consigo una nueva forma de comunicar y de transmitir la información. Es aquí donde, entre otros, nace el Hipertexto. Las posibilidades que presenta este recurso, el poder centrar y descentrar datos, de sortear la secuencialidad propia del libro, de abrir paso a lo exploratorio, de acceder instantáneamente a bloques escritos, sonoros y visuales, otorgan a este recurso posibilidades inconmensurables.

Estas particularidades han incorporado un nuevo modelo de comunicación que, a diferencia del libro, ahora es el lector quien participa de la construcción del texto, pudiendo modificarlo y confrontarlo con múltiples autores y temáticas en atención a sus propias necesidades.

Esta colectivización de la información, ha llevado a la creación de diálogos y escritos con posibilidades combinatorias infinitas, ya que los usuarios no sólo navegan, sino que también construyen, organizan y reorganizan la información a la cual han accedido. Así mismo, la ausencia del elemento físico material como resultante del esfuerzo intelectual ha puesto en una complicada situación los derechos asociados a las autorías de los autores y sus obras, las cuales también han sido depositadas, en esta licuadora que a decir de Castells “todo lo diluye y lo transforma en un elemento más del flujo intelectual que navega a través de la Red”.

Visto así, es importante aclarar que el hipertexto por su estructura, su génesis y sus consecuencias, en ningún caso, puede asociarse a una forma de reemplazar al libro. Tal como tampoco lo fue la fotografía frente a la pintura. El hipertexto es una forma original, distinta y específica, propia del ciberespacio y de la interactividad producida por el uso de las nuevas tecnologías, cuyo fundamento principal radica en el descubrimiento y aplicación a la comunicación del soporte electrónico.

Importante es señalar, que estas particularidades también han redundado, en una nueva situación para el autor y el lector, los que, ha diferencia del libro, donde están claramente definidos los roles que cada uno desarrolla frente a la obra, en el caso del Hipertexto las funciones a desarrollar se diluyen, sobre todo en lo referido al control sobre el discurso y la autoría.

Dable es hacer mención a la diferencia de estructura del hipertexto respecto del libro. En el caso del texto escrito, la secuencialidad es establecida por el autor quien determina y guía al lector a partir de la linealidad de la obra. En el caso del Hipertexto es el lector- constructor, quien en definitiva, define el camino a seguir, como así mismo, los elementos partícipes de este constructo. Se convierte así en un cliente privilegiado en este gran hipermercado de la información, que se asocia al autor o los autores en la realización del producto final en directa relación con sus propias inquietudes y necesidades.

Esta facultad de acceder a una mayor cantidad de información, también implica riesgos que dicen relación con el desarrollo de las capacidades de procesarla y transformarla en conocimiento. Por ello es importante asumir que es menester la preparación de los estudiantes en todas las otras áreas en especial en la alfabetización para la lectura.

Enfrentados a esta realidad los sistemas educativos no sólo se han visto enfrentados al resolver respecto del uso de las nuevas tecnologías, sino que también a la necesidad de dar respuesta al nuevo tipo de sociedad en la cual se inserta.

A lo largo de la historia, cada sociedad, ha preparado a sus miembros de acuerdo a las visiones en las cuales se fundamenta su cultura. Para ello, a utilizado diversas formas en directa relación con los recursos disponibles, las tecnologías desarrolladas y los fines que como sociedad se ha propuesto.

Hoy caminamos en inciertos, sobre una realidad virtual que se confunde con la realidad material. En un tipo de sociedad que a decir de Habermas “apunta a una línea evolutiva que se perfila bajo el suave dominio de la ciencia y la técnica como ideología”. Hoy no son los grandes relatos los que nos unen, ni son las columnas filosóficas y religiosas, donde se construyó toda nuestra historia. Hoy lo central es la pregunta y la duda, situación propia del nacimiento de una nueva época.

Este “golpe de estado informático” del que habla Paolo Virgilio, ha suplantado las realidades donde se cimentaba nuestra cultura. Los nuevos conceptos llevan en si, nuevas formas de entender y comprender la idea de espacio y tiempo, generando también con ello, nuevas formas de organización y entendimiento de la cultura y la sociedad. La nueva realidad ha originado fuertes cambios en todos los ámbitos del quehacer humano. Las nuevas tecnologías de información y comunicación, han fundado un estadio nunca antes visto.

Como consecuencia de ello, los centros educativos, docentes y estudiantes se han visto empujados a un aprendizaje de por vida, a un estado de “nunca estar lo suficientemente preparados”. Esto ha implicado que el centro del proceso educativo ya no sea la enseñanza, sino que el objetivo fundamental radica en “asumir que la información es crucial para los procesos educativos y productivos”, por lo tanto, el eje está en el desarrollar la capacidad de obtener, manejar y utilizar la información disponible en la perspectiva de generar conocimiento.

Como consecuencia de ello, la escuela, aquel centro privilegiado a partir del cual las sociedades preparan a sus miembros, ha visto cuestionado sus procedimientos. Ya no es posible pensar la educación como antaño. La nueva visión pedagógica, que algunos llaman “pedagogía informacional”, implica adosar al proceso el uso de los nuevos recursos informáticos en todas sus dimensiones, poniendo el acento, en el desarrollo de las habilidades respecto del manejo y utilización de las nuevas tecnologías.

Del mismo modo, se ha puesto, en discusión, los roles de cada uno de los actores involucrados en el proceso educativo. El estudiante ha dejado de ser el ente pasivo que absorbe, repite y reproduce lo aprendido. La nueva realidad lo ha obligado a abandonar el ágora griega y el convento medieval alejándose de la caverna y de los ancianos de la tribu. Hoy el aprendiz se ha transformado en un explorador cibernético que lo obliga a convertirse en su propio maestro.

El profesor, por su parte, ha dejado de ser el maestro que todo lo sabe y que con las características reflejadas en los poemas de Gabriela Mistral, entrega a sus alumnos el conocimiento. Hoy se ha visto obligado a reaprender a adquirir las competencias y exigencias propias de las nuevas realidades sociales, para convertirse en un compañero de ruta de sus alumnos, a los que guía y orienta y que cual Rafael invita a Juan Salvador gaviota a volar, a navegar, a conocer nuevos mundos. A volar, sin conocer otro límite que los que el propio aprendiz se autoimponga.

Esta naciente pedagogía, ha incorporado la tecnología del ordenador y de los sistemas de comunicación como dos nuevos elementos que presionan y condicionan el sistema, transformando la tiza en fibra óptica que transforma en infinito los límites del pizarrón. Así mismo, el aula virtual, poco a poco ha ido desplazando a la sala de clases. Lo que no, necesariamente, supone su reemplazo, sino mas bien, una cohabitación. A modo de ejemplos, hoy las video conferencias hacen posible, participar instantáneamente de clases dictadas al otro lado del mundo. Del mismo modo, el Hipertexto, a diferencia del libro, permite acceder instantáneamente a una mayor cantidad de información. Las nuevas tecnologías, tal como lo señala Castells, han reformulado la idea de espacio y tiempo. Hoy el conocimiento está en todas partes. El aula es el mundo, donde el tiempo de hoy es ayer y mañana.

Enfrentados a esta realidad viene bien preguntarse: ¿quién apretó el botón?, ¿fueron los unos o los otros?, ¿los pasados ausentes o los presentes inmediatos?, o ¿fue quizás el magma histórico, cuya energía se fue acumulando durante toda la historia del hombre?

Vivimos en una época de verdades cuestionadas, de total ausencia de muros que permitan estabilizar la gran mole que hemos construido. El gran discurso y los grandes relatos nos han abandonado, despojándonos también de los sueños que en torno a los cuales se construyeron nuestras realidades.

La insaciable sed por avanzar, por estirar los límites del conocimiento, por traspasar la razón y vivir la adrenalina de los inciertos, han llevado a la especie a una situación de la cual es difícil escapar. Situación que ha agredido lo lineal, lo secuencial, propio de todas las etapas anteriores para, en su esquizofrénico espiral, trastocar la idea de espacio y tiempo, inicio y fin, realidad y sueño.

Con la actual revolución digital, el mundo ha experimentado profundas transformaciones, afectando todas las áreas del desarrollo humano. Los ya antiguos modos de entender la civilidad, el poder y las formas de producción son diametralmente distintas a aquellas sobre las cuales se caracterizaron los periodos anteriores .

Dable es señalar que pese a que en el desarrollo de las nuevas tecnologías se guardaban grandes esperanzas, la realidad demuestra que aún siguen presentes las antiguas contradicciones. Es más, a todas luces parecen haberse acrecentado, sobre todo en lo que respecta a las grandes mayorías, las que permanecen ajenas a todo el desarrollo.

Hoy día lo único que se distribuye es el “riesgo”, y sus consecuencias no afectan sólo a los directamente involucrados, sino que a todos. Hoy asistimos a la construcción de un nuevo tipo de sociedad, construida sobre la caída de los tótemes culturales que sirvieron de soporte al desarrollo cultural de cada pueblo. La nueva cultura basa su desarrollo en lo cibernético, desenraizado absolutamente del pasado y sin un discurso que asegure futuro.

Las transformaciones sociales, productivas, políticas, de esta nueva sociedad son tan profundas que es impensable recomponer situaciones anteriores.

Las nuevas tecnologías han cambiado nuestras formas de vida, y también la forma en que nos concebimos. Esta realidad otorga al elemento tecnológico una definición mucho más amplia que lo meramente técnico ya que su campo de influencia, incluyen también toda la serie de fenómenos culturales y sociales que ha partir de su uso se han legitimado como medio y componente de la articulación de las diversas temáticas que dan forma a las relaciones humanas.

Y así, mientras todas las otras especies del reino, buscan el mantener su hábitat, pese a todos los trastornos que el ser humano ha provocado sobre el medio ambiente y para ello no trepidan en viajar grandes distancias en busca de lugares que le permitan el encuentro y permanencia con sus propias características. Nosotros volvemos a preguntamos ¿Quién posó su dedo en este incierto? Es el hombre y sólo el hombre. El que renunciando a todo, busca la aventura, el desafío constante, sobre y contra si mismo. El dedo tiene las huellas de toda la historia. Es la rueda hoy spirit. Es la lanza hoy la pólvora. Es el fuego hoy energía nuclear. Son los signos hoy idiomas. Es el tambor hoy Internet. Es el libro hoy Hipertexto. Es el Dios que se hizo hombre para convertir al hombre en su propio Dios.

Y ¿Ahora qué? Quizás llegó el tiempo en que estos nuevos Dioses conviertan al Dios en hombre. Virar en 180º y avanzar teniendo al frente nuestro pasado. Sí avanzar, no con la idea de un regreso a las cavernas, sino hacia la búsqueda de la satisfacción de esas otras necesidades humanas que, en esta enloquecida carrera, han quedado truncas. Debemos aprovechar las nuevas tecnologías para incorporar al diálogo a las grandes mayorías, superar la pobreza y el hambre que azota bastos sectores de la población mundial, incorporar al sistema educativo a todos los habitantes del planeta, en definitiva establecer un crecimiento fraterno, que nos ayude a solucionar nuestros pequeños y grandes problemas.

Debemos retornar a la posibilidad de asombrarnos, a disfrutar el sólo hecho de vivir. Debemos poner las nuevas tecnologías al servicio de la especie y no la especie al servicio de la tecnología para, en ese estado, superar las miserias humanas. Cambiar los códigos por estómagos, las estadísticas por nombres. Debemos reapretar el botón con manos limpias, con los dedos de todas las especies. Sólo así estaremos seguros que los nuevos tiempos son para avanzar y no para el exterminio y que la manzana de Adán tuvo algún sentido...

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