miércoles, 9 de enero de 2008

Equidad y Educacion

Educación dice relación con lo público, por lo tanto, con las políticas sociales que son responsabilidad ineludible del poder político. Esta consideración, nos lleva a plantearnos el entender el espacio educativo, no sólo como un lugar físico de transmisión de conocimientos, sino como aquel estadio donde se construyen significados y se legitiman los saberes; Es el sitio donde se distribuyen los roles sociales por cumplir en directa relación con las oportunidades entregadas. Donde, a decir de Jesús María Redondo Rojo en su documento “La dinámica escolar: de la diferencia a la desigualdad” se naturalizan las desigualdades sociales y desequilibrios sociales de distinto tipo, convirtiéndose en “el lugar de identificación y despliegue de las capacidades subjetivas y sociales”. Esta perspectiva asume educación como un derecho público exigible, por lo tanto, como un elemento del bien común. A decir de John Rawls “Toda persona tiene igual derecho a un régimen plenamente suficiente de libertades básicas iguales, que sea compatible con un régimen similar de libertades para todos”

En nuestro país existe una tendencia a relacionar “Equidad” con “Gratuidad” y a esta última con la posibilidad de “acceso” que permitan eventualmente, cumplir con ciertos objetivos individuales y/o colectivos. Nace así la idea, propia del modelo mercadista, que la “equidad” se resuelve mediante el “acceso”, dejando en manos del mercado el asunto de la “calidad”. Dentro de este planteamiento, no es de extraño que aparezcan lumbreras planteando entregar a las familias “bonos educacionales” con los cuales salga a comprar educación, olvidando que nuestra sociedad sigue siendo altamente clasista y elitista. ¿Qué pasaría si los Machuca de Pudahuel o la Pintana decidieran matricularse en el Grange o en el Saint George usando los bonos propuestos?¿Les alcanzaría? ¿los admitirían?

Entender “Equidad” como un regalo hacia los postergados, es olvidarse del real sentido, aquel que dice relación con lo “justo”, con la humana posibilidad de soñar. Nuestros niños y jóvenes no esperan ni merecen limosnas, sino reales oportunidades de construir sobre la base de su esfuerzo, un futuro mejor.

Voluntad es lo que hace falta, una voluntad sin miedo al que el Dios lucro se despierte y cual gigante egoísta nos encuentre a todos siendo fraternos y derrame su rabia contra nosotros. Necesitamos entender la escuela como el espacio donde se construye el futuro; un futuro donde cada uno contribuya desde sus capacidades, aquellas que logró desarrollar en base a las oportunidades dadas.

Es innegable el esfuerzo desplegado por los últimos gobiernos democráticos en función de saldar la deuda social y avanzar hacia estados más justos. Sin embargo todos los estudios señalan que esto es insuficiente "Los hallazgos confirman que el abismo social y económico entre el sector subsidiario y el sector particular pagado permanece enorme, y se establece además la existencia de divisiones substanciales al interior del sector de opción subvencionado" (Gauri, 96: 111).

Nuestro país y Latinoamérica en general siguen siendo “la región más inequitativa del mundo, con la mayor desigualdad en el reparto de la riqueza” lo que indica que no basta con establecer políticas educativas adecuadas, sino que se hace necesario cambios profundos de orden social y económico. Este análisis coincide con lo planteado en el documento “Desafíos para la educación secundaria en América Latina y el Caribe” del Banco Interamericano de desarrollo, donde pese a señalar que “la educación puede ser un gran nivelador social de la región, dado su potencial para estimular la movilidad y mejorar los logros educativos de una generación a la siguiente, es evidente que Latinoamérica sigue estratificada según divisiones socioeconómicas, raciales y lingüísticas”.

La segmentación social heredad de la Dictadura, nos dejó como herencia una estructura administrativa educativa que a todas luces, muestra la ideología sobre las que se funda y que denotan los antiguos tres tercios: por una parte la educación municipalizada empobrecida y carente de recursos para los más pobres; una subvencionada, donde el estado y los padres aportan para la clase media y una particular pagada que tradicionalmente a contado con los recursos para los sectores acomodados. Esta realidad está íntimamente ligada con los resultados obtenidos a través de las pruebas Simce, donde ha quedado claramente demostrado, que son los colegios pagados quienes obtienen los mejores resultados.

Es importante Considerar también, lo referido a la inequidad existente en el acceso a las tecnologías computacionales. El contar con Internet es hoy por hoy, fundamental para la búsqueda de material, refuerzo escolar y profundización de materias. Aquí también queda representada la gran brecha que existe entre los alumnos que asisten a colegios municipales, subvencionados y particulares pagados. esto pese al esfuerzo desplegado por los gobiernos luego del retorno a la democracia.

Finalmente se ha de tener presente que los estudiantes de hogares humildes que logran salir de la pobreza han demostrado tener comportamientos “resilientes”, lo que nos indica que los esfuerzos en función de establecer reales posibilidades de acceso, no sólo a la escuela, sino también a mejores condiciones de vida, están plenamente justificados. Así, los recursos destinados a mejorar dichas condiciones en términos educativos y sociales tendrán el carácter de inversión fundada en lo justo y no de gasto fundado en el mercado.

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